Albert Einstein, uno de los hombres más inteligentes del siglo XX decía que “en la crisis nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”.

Este pensamiento trasladado a la PYME, y a los tiempos actuales, se traduce en que estamos atravesando un desafiante momento en el que hay que desarrollar estrategias no sólo de supervivencia y superación, sino de mejora y aprovechamiento de recursos.

Es ahí donde la PROPIEDAD INDUSTRIAL juega un papel importante; ya que la inversión en innovación, y una adecuada cobertura registral de los productos o servicios de la empresa, aporta un valor añadido de exclusividad que permite a las empresas competir con las garantías necesarias consiguiendo a la larga mejores rendimientos.

La Propiedad Industrial engloba una serie de activos intangibles, obtenidos mediante el depósito y posterior registro o concesión:

  • SIGNOS DISTINTIVOS: Marcas, y Nombres Comerciales
  • INVENCIONES: Modelos de Utilidad y Patentes
  • DISEÑOS INDUSTRIALES
  • OTROS: Variedades vegetales, denominaciones de origen, Topografía de circuitos semiconductores…

La empresa que invierte en derechos de PROPIEDAD INDUSTRIAL, invierte en competitividad y seguridad a la hora de elaborar las directrices estratégicas de su negocio, redundando todo ello en un mayor prestigio.

Estos activos intangibles de la empresa, otorgan a sus titulares unos derechos de uso exclusivo, con los que no sólo se consigue diferenciar de la competencia o defenderse frente a terceros, sino que ofrece otras alternativas menos comunes, pero no por ello menos interesantes, y más con la situación económica actual, ya que también se pueden gestionar los títulos de propiedad para obtener otros objetivos, entre los que podemos destacar:

  • Ofrecer la explotación de invenciones a terceros a cambio de una contraprestación económica, cesiones de uso, o transferencia de tecnología…
  • Obtener ingresos en base a los Signos distintivos, otorgando una vez concedidos, acuerdos de franquicia, licencias, o incluso venta si fuera necesario.
  • Ofreciendo estos derechos como garantía en operaciones de financiación.
  • Aportados como capital social a la hora de constituir una sociedad.

Finalmente, es importante destacar que un país que estimula su producción y la inversión en derechos de PROPIEDAD INDUSTRIAL, contribuye de un modo directo en el proceso económico al desarrollo global, no sólo de la industria y la economía sino de la sociedad en general, y sólo por caminos como éste se logrará superar la situación de crisis y alcanzar progresos como ya nos anticipaba Einstein.